Esta primera experiencia ’comunitaria’ en Valladolid tendrán
lugar en dos espacios con un gran número de usuarios: las instalaciones del
centro integrado de Pajarillos, por un lado, y los campus Miguel Delibes y
Esgueva de la Universidad de Valladolid, en total 23 edificios académicos y
otros siete municipales o de la Junta, que se sitúan en su entorno, según publica El Norte de Castilla.
En ambos casos, se apostará por la biomasa, el combustible
forestal que gana día a día terreno frente al gas natural y a la electricidad
al aportar el mismo confort, ser mucho más barato y reducir de forma total las
emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Sin contar con que la materia
prima es de la tierra.
El Ayuntamiento de Valladolid está cerrando el pliego para
sacar a concurso la ’red de calor’ para cuatro inmuebles municipales que se
agrupan en el entorno del antiguo mercado central. El centro de mayores zona
este, el espacio cívico, la piscina cubierta Henar Alonso Pimentel y el
polideportivo del colegio Narciso Alonso Cortés se calentarán desde una misma
fuente.
El proyecto contempla la construcción de un edificio de 150 metros cuadrados
detrás del vaso climatizado donde se instalará una caldera de biomasa con su
correspondiente silo para templar estas instalaciones municipales, que a diario
son visitadas por más de dos mil personas, según los datos aportados por los
diferentes departamentos que las gestionan.
Estos cuatro edificios consumen anualmente 2.310 megavatios
y el ahorro previsto sobre la actual factura en diez años será de 312.964
euros, cerca del 50%. La principal ventaja de esta fórmula es que la inversión
para el Ayuntamiento es cero. El adjudicatario asume íntegramente el coste de
la instalación –297.211 euros– y durante el decenio los ahorros generados
sirven para amortizarla, pagar el mantenimiento y el combustible.
En este tiempo el ahorro en el recibo municipal será de
30.000 euros, a razón de 3.000 por año. Cumplida la década, la caldera pasa a
manos municipales y, a partir de ahí, el Ayuntamiento únicamente tiene que
hacerse cargo del mantenimiento y de la biomasa que alimenta el sistema. Es en
ese momento cuando el ahorro se dispara y puede bajar el coste de la factura
por consumo a la mitad.
A día de hoy el kilovatio generado con ’pellet’ (el
compuesto de serrines de madera) le cuesta al Consistorio cuatro céntimos de
euro frente a los 25 céntimos con electricidad, los 6,5 céntimos de gas o los
15 de gasóleo. En el caso de la caldera comunitaria para Pajarillos se ha
apostado por las astillas, más baratas aún, con un precio de 1,5 céntimos por
kilovatio.
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